martes, 30 de diciembre de 2014

¡FELICES FIESTAS!



El pasado viernes 19 de diciembre, la Muy Noble, Leal y Caminante Tuna de la Universidad Nacional de Cajamarca celebró su tradicional cena de fin de año.

En esta oportunidad pudimos contar con la presencia del Ing. Luis Aceijas Pajares (Jefe de la Oficina de Extensión, Proyección y Responsabilidad Social de la UNC), la Srta. Glendy Ramos Tello (Madrina de nuestra Tuna y funcionaria de la Sub Gerencia de Desarrollo del Centro Histórico de la Municipalidad Provincial de Cajamarca) y -como no- con la grata visita de hermanos tunos de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga (Ica) y de la Universidad Privada Antenor Orrego (Trujillo).

Al rededor de una buena mesa, acompañados de buen vino y un muy buen pisco (este último cortesía de nuestros hermanos de Ica), pudimos departir un rato de solaz y camaradería, haciendo remembranza del año que se nos va y trazando los proyectos para el año que se nos viene.









Sin duda alguna, este 2014 ha traído grandes logros a nuestra Tuna y esperamos que el próximo año sea aún mejor, para honra de nuestra fraternidad y de nuestro Alma Mater, demostrando siempre porqué la nacional es la nacional.

Les deseamos de todo corazón que hayan pasado unas bonitas fiestas navideñas, revalidando el verdadero espíritu de estas celebraciones que es la unión en familia. Del mismo modo, queremos hacerles llegar nuestros más sinceros parabienes en este año nuevo 2015, deseando que sea fructífero y de grandes logros, como de seguro lo será para esta noble Tuna.

¡Aúpa Tuna!

martes, 15 de julio de 2014

XI ENCUENTRO DE LA TUNA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

La Muy Noble, Leal y Caminante Tuna de la Universidad Nacional de Cajamarca, regresó después de un buen par de años a la ciudad de Trujillo y vaya que lo hicimos por todo lo alto.

El pasado 12 de julio, no sólo participamos en la undécima edición del Encuentro de Tunas organizado por la Tuna de Medicina de la Universidad Nacional de Trujillo, sino que, también, llevamos a la "ciudad de la eterna primavera" las celebraciones por nuestro 6° Aniversario.

El recibimiento y el calor del público trujillano fue espectacular y ni que decir de las atenciones brindadas por nuestros hermanos de la Tuna de Medicina. Sumado a ello, el compartir con viejos conocidos y nuevos compañeros en el arte de tunería, de quienes nos llevamos un grato recuerdo y valiosa experiencia.

A pesar de no haber tenido condición de concurso, el evento gozó de gran calidad en las tunas participantes. Así, debemos destacar la participación de la Tuna de la Universidad César Vallejo, Universidad Nacional de Trujillo, Universidad Privada Antenor Orrego, de los organizadores la Tuna de Medicina de la Universidad Nacional de Trujillo y -como no- la nuestra.

Con la esperanza de que las invitaciones a tan bella ciudad no terminen aquí, sólo nos queda agradecer a la Tuna de Medicina de la Universidad Nacional de Trujillo por la consideración y atenciones brindadas. 









lunes, 13 de enero de 2014

LA TUNA: Historia de un negro ministerio

I. LA TUNA EN EUROPA

1.1. Orígenes

La Tuna es una fraternidad de varones universitarios (por extensión también egresados que hayan sido tunos en su época de estudiantes), quienes, haciendo uso de su más fina picardía y musicalidad, mantienen vigente la tradición estudiantil más añeja del mundo, reivindicando y promoviendo sus costumbres.

Los orígenes de esta noble hermandad deben rastrearse en los albores de la universidad misma, allá por el S. XI cuando Europa dio al mundo los primeros Studia Generalia [1(lat. estudios generales; en singular Studium Generale). A estas instituciones, cuna de la intelectualidad en la edad media, acudían estudiantes de toda condición social.  Por lo que, los estudiantes pobres (que tampoco es que hayan sido mayoría en estos centros de formación, donde quien tenía dinero se educaba), aquellos que no podían solventar holgadamente sus estudios, pagarse residencia o alimentación [2], buscaban hacerse mantenencia con sus habilidades musicales, tocando y cantando a cambio de dinero o comida [3].

Al respecto, el Arcipreste de Hita escribe en su “Libro del buen amor”: “Señor dat a escolar que vos viene a damandar. Dat limosna o ración faré por vos oración”.

Aquellos estudiantes fueron conocidos en España como sopistas, en alusión a la sopa de la cual se alimentaban y que recibían -principalmente- en los conventos a cambio de dar cante y recitar sus latines, de ahí que estos estudiantes anduviesen siempre provistos de cuchara y tenedor de madera (Cervantes 2004, 323), implementos que en la actualidad se han convertido en los símbolos de la Tuna por excelencia. 


Estudiantes sopistas a las puertas de un convento (Sebastián María Gabriel de Borbón).
http://www.museodelestudiante.com/Pieza/Pieza3AA.htm

Además del carácter mendicante de estos estudiantes, sus dotes de galanes eran bien conocidos en la Europa medieval, donde el oír serenatas al pie de un balcón era harto frecuente. Podemos hallar evidencia histórica de ello en el Liber Constitutionem -suerte de estatuto- de la Universidad de Lérida (1300), donde se prohibía a los estudiantes hacer rondas nocturnas bajo pena de confiscarles los instrumentos porque rompen el silencio y descanso de la ciudad. 

Quizás no hayan sido propiamente los estudiantes de antaño quienes implantaron la costumbre de la ronda o serenata, pues, ésta puede adjudicársela a los trovadores [4] y juglares [5]. Pero, no obstante ello, nadie puede negar que un gesto lleno de tanto romanticismo supo ser muy bien practicado por los antiguos universitarios, al punto de que el rey Alfonso X el Sabio escribiera en las “Siete Partidas”: “Yuntamiento que es fecho d´escolares trovadores, per aver mantenencia, andar las tierras e servir las dueñas dellas con cortesanía”.

Esta noble costumbre es mantenida por la Tuna actual, como parte de su esencia estricta de tradición, así como por la debilidad del tuno por las féminas. De ahí que sea imperioso traer a acotación la costumbre de las cintas que el tuno prende en su capa como recuerdo de las mozas que ha rondado y que en señal de aprecio obtiene de éstas con alguna frase bordada que le harán recordar algo de ella.


Estudiantes de la Tuna dando serenata (Doré).
http://www.museodelestudiante.com/Pieza/Pieza3AA.htm

Con el devenir del tiempo, el sentimiento de camaradería entre estudiantes iría forjando al estamento estudiantil bajo cierta autonomía y sentimiento corporativista, generándose reglas y costumbres propias, lo que se vería acentuado por las preminencias que la legislación de la época le confería ha dicho estamento [6]. Así, pues, podemos destacar la inmunidad que ostentaban los estudiantes para comparecer ante la judicatura ordinaria, dado que, en virtud del juramento de obediendo rectori sólo podían someterse al juicio del rector [7].

En este contexto -de cierta autonomía estudiantil- nace la Instrucción para bachilleres de pupilos (1538). Esta institución significó toda una reforma social en la Universidad de la época, pues, en mérito de ésta los estudiantes que no podían costearse una vivienda en el campus, eran acogidos en pequeñas residencias compartidas bajo la dirección de un estudiante de años superiores quien recibía el nombre de bachiller de pupilos (Vomelová 2008, 9).  Como era de esperarse, estas casas eran habitadas en su gran mayoría por sopistas, siendo locales de formación para sus cofradías.

Podemos encontrar referencia a la vida licenciosa de los sopistas en “La vida del Pícaro Guzmán de Alfarache”, obra escrita por Mateo Aleman, el cual dice: “… no querían ver libro, ni atender a lo que habían venido a la Universidad, jamás se les caían las guitarras de las manos, daban mucho entretenimiento, cantaban muy buenos sonetillos y siempre tenían de nuevos, y los sabían hacer muy bien y pasar el instrumento”.

El estudiante que deseara integrarse a las cofradías sopistas era tratado como aprendiz y novato, debiendo obediencia a los estudiantes veteranos a quienes servían como escuderos a cambio de recibir instrucción en las artes picarescas, hecho que permitía a los sopistas pobres que carecían de criados, llevar una vida semejante a la de los estudiantes ricos (Vomelová 2008, 9). Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que, como parte de la extrema jocosidad y el “pago de derecho de piso”, los bisoños estudiantes eran expuestos a una serie de novatadas y bromas [8] (algunas de ellas muy pesadas), hasta ser admitido como un miembro más de la hermandad, ganando su veteranía y gozando de los derechos que importaban esta condición.

Grabado de un estudiante "nevado" (una de las tantas novatadas).

Francisco de Quevedo, en su célebre obra “Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños”, narra con exquisitez el momento de admisión de un novato como veterano: “Viva el compañero, y sea admitido en nuestra amistad; goce de las preeminencias del antiguo; pueda tener sarna, andar manchado y padecer el hambre que todos”. 

Aquel orden vertical entre los estudiantes veteranos y novatos, es una costumbre que la Tuna ha mantenido vigente. De tal forma, que el estudiante que quiera integrarse a la Tuna debe pasar por un período de aprendizaje conocido como pardillaje, en el cual el pardillo o novato debe aprender -entre otras cosas- a desinhibirse, tañer un instrumento, a conocer y llevar en forma adecuada la tradición; y, claro está, ser sometido a una serie de pruebas y novatadas, como parte de las costumbres que el estudiante tunante no ha perdido con el paso de las generaciones.

Mención especial merece la costumbre de los antiguos estudiantes de agruparse en pequeñas compañías de hasta cuatro o cinco integrantes para, en época de vacaciones, hacer el camino de regreso a casa (que era movilizarse de una ciudad a otra) recorriendo cuantos mesones y tabernas encontrasen a su paso, siempre sin dejar de hacerse mantenencia gracias a sus habilidades de buenos tañedores. Esta costumbre sería llamada correr la tuna, y aunque no esté del todo claro el origen del nombre, algo que sí puede decirse es que por ello los estudiantes que practicaron tal costumbre fueron llamados tunos.

Las anécdotas y peripecias de los tunos son muy bien narradas por la literatura picaresca del siglo de oro español, por ser estampas cotidianas en la vida de la sociedad española de la época. Gracias a ello, se dieron a conocer las bromas y picardías que les ganaron mala fama, así como sus más variados amoríos [9].

El tunar de los antiguos estudiantes.
http://www.museodelestudiante.com/Pieza/Pieza114.htm


1.2. La institucionalización de una tradición

A mediados del S. XIX se da inicio a una serie de reformas en la universidad española, tales como la supresión del fuero académico (1834), con lo que los estudiantes perdieron los privilegios que les asistía. Del mismo modo, en el marco de estas reformas, se suprimiría en el año de 1835 el uso del traje estudiantil y un año después se cambiaría el plan de estudios, reorganizando así a la institución universitaria (Cf. Fuentes 1872, 427 y ss.).

Julio Monreal (1879, 9) escribiría al respecto: “Por fin vino un día funesto para la tuna. Mandose, de orden superior, suprimir tricornio, manteos y sotanas, y por más que digan que el hábito no hace al monje, desde aquella fecha perdieron los escolares sus antiguas tradiciones”.

Aquella trágica cita no haría sino poner en manifiesto una realidad que asolaría a España por décadas: las antiguas costumbres estudiantiles se habían perdido en el tiempo.

Sobre ello, Javier Fuentes dice (1872, 427): “Desde que se planteó el nuevo plan de estudios de 1836 organizando de otro modo los Seminarios, Universidades e Institutos, y suprimidas las Universidades de Salamanca y Alcalá, que fueron tan célebres, no hay costumbre de ir los estudiantes en tuna, quedando sólo como recuerdo algunas comparsas de estudiantes que tocan y cantan jotas, y postulan por las calles durante el Carnaval; habiéndose abolido el uso del traje talar, ya estudiantil como externo ya interno o de beca, en la Revolución de Setiembre de 1868”.

Estudiantes en carnaval.
http://www.museodelestudiante.com/Pieza/Pieza101.htm

Y es que, en efecto, pese a los embates que sufrió el estamento estudiantil, no todo terminaría siendo penurias, pues, con o sin intención, las representaciones de carnaval que se hacían sobre las correrías de los antiguos estudiantes tunantes, donde las comparsas se disfrazaban a la vieja usanza, cantando y trovando, como en épocas pasadas lo harían sus antecesores sopistas (Cf. Tuna de Derecho  de la Universidad de Santiago de Compostela 2005), revivirían la llama de una vieja tradición, pero que se iría adaptando a un nuevo contexto.

Es así que entre tardes de carnaval y la nostalgia por antiguas costumbres, un grupo de estudiantes funda, en el año de 1876, la Tuna de la Universidad de Santiago de Compostela, considerada la decana de todas las Tunas. A partir de aquí el tunar sufrió una transformación, pues ya no se trataba solamente de grupos de sopistas que buscaban hacerse mantenencia con su talento y picardía, sino que se trascendió a un nivel institucional y representativo de las universidades.

Así, “[l]os grupos organizados por universidades y facultades estudios universitarios, de la forma que lo concebimos actualmente tienen su origen en los grupos que a finales del siglo XIX se formaron por ciudades para rememorar dichas actividades de correr la tuna. Estos grupos estaban mejor organizados, con una base mayormente musical y eliminando las costumbres que habían creado mala fama a dichas agrupaciones o estudiantes de décadas anteriores aunque respetando el sentido y la filosofía del estudiante bohemio, pícaro y galante” (Tuna de Medicina de la Universidad de Murcia s.f.).

Ese cambio de concepción entre el tunar de los antiguos estudiantes y la Tuna entendida como institución universitaria, se vio representado en el año de 1877, cuando el rey Alfonso XII recibe a un grupo de tunos que van a tocar al Palacio Real, obsequiándoles 12,000 reales. Este acto dotaría a la Tuna con aquel sello de oficialidad que le haría parte de la actividad social y universitaria en general (Jiménez Mayor s.f.).

En el año de 1878 la Estudiantina Española conformada por 64 estudiantes de diversas universidades madrileñas, viaja a la “Exposición Universal de París”. La impronta dejada por esta estudiantina radica en el hecho de que en este viaje se usa por vez primera el traje de Tuna, confección a cargo del sastre del Teatro Real de Madrid, quien realiza el diseño inspirado en el viejo uniforme estudiantil [10] y en el traje de galán medieval: “jubón y gregüescos de terciopelo negro con botones de acero, y ancho cuello de encajes; medias de seda, también negras; zapatos de charol con lazo de igual color y hebilla de acero; guante blanco de cabritilla; gorra de terciopelo con un nudo de cinta amarilla y encarnada en unos pocos; en los más, sombrero apuntado (tricornio), y la funesta cuchara a guisa de escarapela” (Museo Internacional del Estudiante s.f.).  De más estaría decir que el traje que entonces usó dicha estudiantina ha sufrido una serie de variantes hasta llegar al traje que usamos hoy en día.

La Estudiantina Española en París.
http://www.museodelestudiante.com/Pieza/Pieza68.htm



II. LA TUNA EN EL PERÚ

2.1. Antecedentes

A las la formación de las primeras tunas españolas le sucedió todo un boom a lo largo y ancho de la Península a fines del S.XIX e inicios del S. XX, sin limitarse a solo crear tunas en España y Portugal, sino que además se crearon orquestas de pulso y púa que, al igual que las tunas, también tañían bandurrias, laúdes y guitarras. 

Este fenómeno expansivo, permitió el contacto directo de la Tuna con el nuevo mundo, primero como impresión musical, a través de la Estudiantina Fígaro [11] (una orquesta de pulso y púa, más no una Tuna, puesto que no estaba compuesta de estudiantes universitarios), cuando realiza una gira por el norte y sur del continente americano a fines del S.XIX e inicios del S. XX. El segundo contacto con el tunar español (como veremos más adelante) se daría a mediados del S. XX, a través de recíprocos viajes entre tunas del nuevo y viejo mundo.

Como hemos anotado en el párrafo precedente, la Estudiantina Fígaro paseo su arte y el conocimiento de los instrumentos típicos españoles por -casi- toda América, sin embargo su influencia en el Perú no fue más allá de afianzar aspectos musicales que ya habían sido desarrollados por las misiones españolas en el país.

Un antecedente interesante de posible expresión del tunar en Perú podemos hallarlo a fines del siglo XIX, cuando en la ciudad de Lima en épocas de carnaval hacía aparición la Estudiantina Fénix, compuesta -probablemente- por estudiantes de la Universidad Mayor de San Marcos, pertenecientes a la alta sociedad limeña, quienes tocaban a invitación de selectas familias de la ciudad (Pinto-Bazurco Mendoza 2013). Lamentablemente, la influencia de esta estudiantina no trascendió en el tiempo.

Es curioso que pese a tener en nuestro país a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (fundada el 12 de mayo de 1551), decana de América, no se encuentren a lo largo de su historia antecedentes fidedignos de actividades de estudiantes tunantes. Juan Jiménez Mayor (s.f.) postula una teoría al respecto, y dice: “…las tunas no existieron en el Perú antes tanto por la presión ejercida a los estudiantes, como la no permisión de esta actividad en la colonia por no tenerse como una ocupación sana. Cuando pudo implantarse o permeabilizarse ya era demasiado tarde pues ya se estaba en el proceso independentista, polarizándose las relaciones con ultramar. El largo período que surge entonces después será de toma de conciencia por el propio estudiante de su rol activo y el carácter impulsivo y dinámico que es propio de la juventud. Todo esto lo lleva a implantarse una norma propia para aventurarse a conocer el mundo de una manera singular, dando rienda suelta a sus dotes musicales y artísticas”.


2.2. Formación de la Tuna en el país

El primer contacto registrado de los estudiantes peruanos con tunos españoles se remonta a tiempos relativamente recientes, cuando en el año de 1962, la Tuna Universitaria de Madrid (integrada por estudiantes de diversas universidades del distrito universitario de Madrid) visita el Perú.

Tuna Universitaria de Madrid (Lima, 1962).

Durante su estadía en Lima, la Tuna de Madrid dio diversos espectáculos, uno de los cuales fue apreciado por Juan Ávalos, estudiante de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga y tuno fundador de la Tuna de esta Universidad, quien tras haber visto a aquellos tunos madrileños decidió formar una Tuna en su Alma Mater.  Así es como nace la primera Tuna del Perú y América, la Tuna de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, con lo que se inició una prolija formación de Tunas en nuestro país durante los años 60 y 70 [12].

Tuna de la Universidad San Cristóbal de Huamanga (1963).

No obstante la formación de aquellas primeras tunas peruanas, éstas “no adoptaron ningún criterio real de los usos y costumbres del tunar pero si con las ganas y el ímpetu de interpretar temas musicales y pasar un buen rato de solaz entre amigos y que posteriormente fueron perfilándose como tuna pero aun con incipientes características” (Pinto-Bazurco Mendoza 2013). Prueba de ello es que en un principio no se usaba el verdadero traje de tuno, sino que se hacía uso de suevos (Tuna de la Universidad San Cristóbal de Huamanga), ponchos rojos (Tuna de la Universidad Peruana Cayetano Heredia) o ternos cruzadas por una banda similar a la presidencial (Tuna de Derecho de la Universidad San Martín de Porres).  Y es que en verdad poco se sabía de la tradición de Tuna, pero mucho se hacía por aprender de ella.

Es recién a finales de los años 80 que se toma conocimiento de las más estricta tradición (Pinto-Bazurco Mendoza 2013), y que mejor que a través de las Tunas del más rancio abolengo sopista: la Tuna de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid (tras el viaje que la Tuna de Derecho de la Universidad San Martín de Porres realiza a España en el año de 1987) y la Tuna de la Universidad de Alcalá de Henares (que visita el Perú en 1989).

En la actualidad, la tunería peruana se ha ganado su espacio en el ambiente universitario y social, evidencia de ello es la gran explosión de Tunas que se generó a lo largo y ancho del país durante los años 90 y 2000, teniendo como indubitable corolario que al día de hoy sean pocas las universidades que no alberguen en su seno a una Tuna (Pinto-Bazurco Mendoza 2013).



III. FUENTES DE REFERENCIA


Asencio González, R. 2004. Tradiciones universitarias en el antiguo régimen: Antiquii Mores Serventur. En: R. Martínez del Río y otros, Tradiciones en la antigua Universidad: Estudiantes, matraquistas y tunos, Editorial de la Universidad de Alicante.

Andreu Ricart, Ramón. 1994. Estudiantinas chilenas: origen, desarrollo y vigencia. Santiago de Chile: Fondart.

Anónimo. 1842. Costumbres estudiantinas. El día de San Lucas o de la matrícula. Pintoresco Español.

Anónimo. 1920.  Costumbres escolares. El bachiller de pupilos. El Adelanto.

Cervantes Saavedra, Miguel de. 2004 [1605]. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Madrid: Espasa Calpe.

Fuente, Vicente de la. 1841. Costumbres estudiantiles. El alguacil alguacilado. Semanario Pintoresco Español.

Fuente, Vicente de la. 1842. Costumbres Estudiantiles. El día de San Blas de Meco. Semanario Pintoresco Español.

Fuentes y Ponte, Javier. 1872.  Murcia que se fue. Madrid: Imprenta de la Biblioteca de Instrucción y Recreo.


García Herrero, María del Carmen. 2012. Asociaciones de jóvenes en el mundo rural aragonés de la Baja Edad Media. En la España Medieval Vol. 35: 35-73.

Gómez De Maya, Julián. 2011. José Zorrilla, el último manteísta (o la supresión del traje talar en las Universidades). Cuadernos del Instituto Antonio Nebrija.

Jiménez Mayor, Juan. s.f. Las Tunas: Análisis de un fenómeno contemporáneo en el Perú www.usmp.edu.pe/tuna/inf_tuna/inf_cron/cronica.htm.   

Monreal, Julio. 1879. Correr la Tuna. La Ilustración Española y Americana.

Oliver Pérez, Dolores. 1997. Antecedentes islámicos de las cantigas de escolares del Arcipreste de Hita. Al-Andalus Magreb: Estudios árabes e islámicos N° 5: 203-222.

Pinto-Bazurco Mendoza, Ricardo. 2013. Estudio del proceso histórico de la Tuna en el Perúhttp://www.tunasanmarcos.com/2013/estudio-del-proceso-historico-de-la-tuna-en-el-peru/.

Quevedo, Francisco de. 1626. Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños.

Santiago Cividanes, Mariano de. 1928. Costumbres escolares. Patente, novatada y fiesta del obispillo. El Adelanto.

Tuna de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela. 2005. Historia de la Tunahttp://www.tunaderechosantiago.com/joo/index.php?option=com_content&task=view&id=27&Itemid=32.

Tuna de Medicina de la Universidad de Murcia. Historia de la Tunahttp://www.murcia.com/tunamedicina/historia.asp.



Milton César Urbina Quiñones
"Pródigo"

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[1] Los Studia Generalia (Estudios Generales), posteriormente se organizaron en gremios denominados Universitas Magistrorum et Scholarum (Corporación de Maestros y Estudiantes). Entre los primeros Studia Generalia, posteriormente Universidades, encontramos a: Bolonia, Italia (1088); Oxford, Inglaterra (1096) París, Francia (1150); Palencia, España (1208); Salamanca, España (1218).

[2] En la antigüedad las universidades eran verdaderas ciudades y las distancias entre estas y las villas, pueblos o ciudades de origen de los estudiantes eran muy largas, por lo que tenían que pagarse una residencia dentro del campus o cerca a éste.

[3] El dar limosna al estudiante era una costumbre islámica que al ser adoptada por los estudiantes cristianos medievales derivó en el famoso “paseo mendicante” (cantar a cambio de dinero o comida) y la creación de cofradías sopistas (Oliver Pérez 1997, 203-222).

[4] Los trovadores fueron músicos, poetas y cantautores, generalmente nobles, quienes cantaban al amor y al valor de los caballeros en palacios y castillos. Tuvieron una gran importancia en la Europa Medieval, principalmente en la región sur de Francia (Provenza) de donde surgieron a fines del S. XI. Al extenderse por España tuvieron una gran acogida en la zona norte (Galicia), donde sus canciones fueron denominadas cantigas (http://musicaedadmedia.webnode.es/musica-profana/trovadores/).

[5] Los juglares fueron músicos ambulantes que se dedicaban a divertir al vulgo haciendo uso de todo tipo de actividades (poesía, chistes, acrobacias, bailes, etc.) en plazuelas. No eran compositores, sino que se limitaban a copiar los temas compuestos por trovadores (http://musicaedadmedia.webnode.es/musica-profana/juglares/). Son famosas las fiestas juveniles amenizadas por juglares durante la edad media, donde eran contratados (Cfr. García Herrero, María del Carmen 2012, 35-73). 

[6] “La acción tutelar de la Universidad en sus buenos tiempos, es decir, cuando no era una oficina del Estado, alcanzaba a los estudiantes, no sólo en la parte material, sino también, y en gran manera, en lo moral (…) Sabido es que los reyes tenían buen cuidado de renovar los privilegios concedidos por sus antecesores (puede consultarse la extensa obra del Sr. Esperabé), y por ello los escolares estaban exentos de pagar pontazgos, alcabalas, pechos, risas y demás tributos…” (Anónimo 1920, 1).

[7] Al momento de matricularse el estudiante debía de prestar el juramento de obediendo rectori, en virtud del cual se sometía a lo que determinase el rector, lo que incluía las sanciones en caso de faltar a las constituciones de la universidad (Anónimo 1842, 6; Santiago Cividanes 1928, 1).

[8] Entre estas novatadas destacan: La patente, que consistía en un pago que el estudiante novato debía de realizar a los veteranos, el cual bien podía consistir en dinero o en una invitación a comer (Asencio González 2004, 56; Santiago Cividanes 1928, 2). La nevada, que consistía en una lluvia de salivazos que le propenderían estudiantes veteranos al novel, al grito de íncipit principia, quedando el atavío negro del novato tan blanco como si en verdad le hubiera caído una nevada (Asencio González 2004, 53; Santiago Cividanes 1928, 3). Meter en rueda al novato, consistía en rodearlo para luego golpearlo con los libros (Asencio González 2004, 53). Se cuenta que en Alcalá, durante la fiesta de San Antón (17 de enero) los estudiantes veteranos al grito de “San Antón, los crasos al pilón”, despojaban de sus prendas a todos aquellos que cursaban el primer año, quienes para poder recuperarlas debían de intercambiarlas por dulces (Fuente 1841, 2).

[9] Se cuenta que los estudiantes de Alcalá de Henares gustaban de viajar al pueblo de Meco (ubicado al norte de Alcalá) durante el día de San Blas, patrono del pueblo, pues durante la fiesta, además de solemnizar las actividades con sus cantes, podían enamorar a las damas del pueblo, quienes mostraban notables preferencias por los jóvenes estudiantes (Fuente 1842).

[10] Las reglas del traje estudiantil rezaban: “Los estudiantes usarán en los días lectivos el rigoroso traje académico; y en los demás irán vestidos con decencia, no permitiéndoseles un lujo inmoderado. El traje académico será manteo y sotana larga hasta el zapato, de bayeta negra con alzacuello, o bien separado o en la misma sotana, cerrado o abrochado por delante sin descubrir el cuello de la camisa; chupa, calzón y chaleco de paño negro u otra tela de lana, sombrero de tres picos, sin más adorno que una presilla sencilla, y un calzado decente. Se les prohíbe gastar cualesquiera géneros que no sean de fábricas españolas. A llevar traje académico dentro de la Universidad se obliga igualmente a los Catedráticos, Doctores y Sustitutos. Los militares y eclesiásticos usarán del suyo. El Tribunal de censura anotará las señas que se le dieren de los estudiantes descompuestos [sic]” (Gómez de Maya 2011, 242).

[11] La Fígaro había sido fundada en Madrid, aproximadamente en 1878, por iniciativa del destacado músico hispano Dionisio Granados. Desde sus inicios realizó un intensa y extensa labor de difusión, primero en Europa y más tarde en América, logrando generar gran avidez social por esta expresión musical y por el cultivo de la bandurria” (Andreu Ricart 1994, 17).

[12] Esta primera generación de Tunas está conformada por: la Tuna de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (Lima, 1966), la Tuna de la Universidad Nacional San Agustín (Arequipa, 1968), la Tuna de la Universidad Católica Santa María (Arequipa, 1969), la Tuna de la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohman (Tacna, 1974), la Tuna de la Universidad Agraria de la Molina (Lima, 1977), la Tuna de Derecho de la Universidad San Martín de Porres (Lima, 1979) y la Tuna de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega (1979).